La energía amenaza la producción y el empleo en el metal y el automóvil, según el Banco de España
La producción de algunos sectores industriales como el de la metalurgia y el de la fabricación de automóviles ha retrocedido en los siete primeros meses de este año como consecuencia del aumento de los costes de la energía, que utilizan más intensivamente, según un estudio del Banco de España publicado ayer. ArcelorMittal ha anunciado la presentación de un ERTE para todos sus centros en España hasta diciembre de 2023.
De acuerdo con el análisis del banco central, «el reciente repunte de los precios energéticos ha incidido con mayor intensidad sobre la producción de aquellos sectores que presentan una mayor dependencia energética en sus procesos productivos». En sentido más positivo, el estudio constata que el levantamiento de las medidas de contención asociadas a la pandemia ha llevado a una recuperación de la demanda en actividades con un elevado componente de interacción social y un impulso para la producción de las ramas manufactureras más vinculadas a esta clase de producción, como la fabricación de ropa y de calzado.
De hecho, las ramas manufactureras cuya producción se vio más lastrada en 2020 como consecuencia de las restricciones sanitarias han sido precisamente las que más han crecido en la parte transcurrida de 2022, una vez que dichas medidas de contención se han eliminado y se ha producido una cierta reactivación de la movilidad y de las actividades sociales.
En resumen, la heterogeneidad en el dinamismo de la actividad productiva de las ramas manufactureras en España en la parte transcurrida de 2022 podría explicarse por las diferencias en cuanto a la intensidad del consumo energético -que incide más en el sector del metal-, el grado de exposición a la reactivación de las actividades sociales -como es el caso de la ropa y del calzado-, y la severidad de los problemas de escasez de suministros -que impactan de lleno en el sector del automóvil-.
Entre enero y julio de 2022, la actividad productiva de las ramas manufactureras aumentó en España un 2,9% en comparación con el mismo período de 2021. Esta cifra contrasta con los incrementos más modestos registrados en Francia y en Italia (del 1,3% y del 1,2%, respectivamente) y con la caída del 1,2% observada en Alemania.
El hecho de que, en términos agregados, la industria española haya mostrado una mejor evolución relativa reciente en comparación con la de algunos de los principales países europeos se explica por la particular estructura productiva de nuestras manufacturas. El peso en la industria española de las ramas de fabricación textil, ropa, y calzado y cuero —que han evolucionado de forma más favorable recientemente, al albur de la reactivación de las actividades sociales— se sitúa en el 6,8%, mientras que en Alemania, por ejemplo, este porcentaje se reduce hasta el 1,5%.
Por su parte, el peso en nuestro país de las ramas de metalurgia, vehículos de motor y química —que se habrían visto más negativamente afectadas en los últimos trimestres por su elevada dependencia energética y por los cuellos de botella— se sitúa en el 21% del conjunto de la actividad manufacturera, muy por debajo del 30,7% que supone en Alemania. Estas diferencias entre la composición de la industria española y la alemana explican una parte del mayor dinamismo relativo que han mostrado las manufacturas españolas durante 2022.